Imaginaciòn y realidad

20.01.2014 19:28

IMAGINACIÓN Y REALIDAD

 

Para mejor comprender el mecanismo psicológico de la imaginación y de la actividad creadora con ella relacionada conviene empezar explicando la vinculación existente entre la fantasía y la realidad en la conducta humana.

La primera forma de vinculación de fantasía y realidad consiste en que toda elucubración se compone siempre de elementos tomados de la realidad extraídos de la experiencia anterior del hombre.

Las mayores fantasías no son más que nuevas combinaciones de los mismos elementos tomados, a fin de cuentas, de la realidad, sometidos simplemente a modificaciones o reelaboraciones en nuestra imaginación.

La imaginación puede crear nuevos grados de combinaciones, mezclando primeramente elementos reales, después imágenes de fantasía y así sucesivamente.

La actividad creadora de la imaginación se encuentra en relación directa con la riqueza y la variedad de la experiencia acumulada por el hombre.

Ampliar la experiencia del niño.

La fantasía no está contrapuesta a la memoria, sino que se apoya en ella y dispone sus datos en nuevas y nuevas combinaciones.

La segunda de las formas en que se vincula la fantasía y realidad es ya más complicada y distinta, no se realiza entre elementos de construcción fantástica y la realidad, sino entre productos preparados de la fantasía y determinados fenómenos complejos de la realidad.

La imaginación adquiere una función de suma importancia en la conducta y en el desarrollo humano, convirtiéndose en medio de ampliar la experiencia del hombre que, al ser capaz de imaginar lo que no ha visto, al poder concebirse basándose en relatos y descripciones ajenas lo que no experimentó personal y directamente, no está cerrado a su propia experiencia, sino que puede alejarse mucho de sus límites asimilando, con ayuda de la imaginación, experiencias históricas o sociales ajenas.

La tercera  es el enlace emocional que se manifiesta de dos maneras: por una parte todo el sentimiento, toda emoción tiende a manifestarse en determinadas imágenes concordantes con ella, como si la emoción pudiese elegir impresiones, imágenes congruentes, con el estado de ánimo que nos dominase en aquel instante.

Todas las formas de representación creadora encierran en sí elementos afectivos, esto significa que todo lo que edifique la fantasía influye recíprocamente en nuestros sentimientos.

La cuarta consiste su esencia en que el edificio erigido por la fantasía puede representar algo completamente nuevo, no existente en la experiencia del hombre ni semejante a ningún otro objeto real; pero al recibir forma nueva, al tomar nueva encarnación material, esta imagen cristalizada, convertida en objeto, empieza a existir realmente en el mundo y a influir sobre los demás objetos.